El pequeño pueblo de Ainhoa cuenta con tan sólo 650 habitantes y una única calle principal con casas de estilo vasco.
Originalmente fue construido como parroquia del monasterio de Urdax. Una pequeña hermandad de agustinos, estableció aquí un hospital para peregrinos y desde entonces ha sido parada, casi obligatoria, para las personas que realizan el camino de Santiago.
Pasear por su calle es un verdadero placer, tranquilidad, limpieza y flores. Todas las casas estaban como recién pintadas, parecía que las habían pintado la noche anterior, para recibirnos a nosotros.
¡¡Aquí os presento mi casa preferida!! Me encanta!! Es como de cuento!! Siempre que piense en Ainhoa, se vendrá esta cucada de casa a mi cabeza.
La calle se llama “Quartier Karrika” y es muy cortita, calculamos que unos 300 metros aproximadamente.
En un momento llegamos casi hasta el final, donde nos encontramos con el Ayuntamiento (Mairie).
Frente del ayuntamiento se ubica la iglesia de Nuestra señora de la Asunción que data del siglo XVIII y sirvió de refugio en tiempos de guerra.
Alrededor de la iglesia, como es costumbre en esta zona, encontramos un cuidado y típico cementerio con arquitectura tradicional vasco-francesa. Estelas discoidales se mezclan con tradicionales cruces en un cuidado y bonito jardín.
Entramos a la iglesia y nos encontramos con algo muy curioso, que no habíamos visto jamás.
Dos galerías de madera superpuestas recorren tres de las paredes de la iglesia. Originalmente los hombres se situaban en estas galerías para escuchar misa, mientras que las mujeres lo hacían sentadas en la planta de abajo.
Por la zona del ayuntamiento y la iglesia hay varias tiendas de recuerdos y comida tradicional. Pimientos, como no…, queso, embutidos, dulces y toda clase de objetos con alusiones al país vasco francés y de nuevo…, a los pimientos.
Damos la vuelta a la iglesia y justo detrás de ella se encuentra el frontón. Esto no puede faltar en ningún pueblo vasco-francés, es sumamente tradicional.
Justo coincidimos con unos chicos que estaban jugando a cesta punta y allí que nos quedamos observándoles un buen rato. Casi en el mes de noviembre, nos ha salido un día espectacular y se está agustísimo.
Al lado del frontón también hay una zona de casas encantadoras, muy cuidadas y llenas de flores.
Aquí también pasamos un buen rato, todo es tan fotogénico, que se te queda el dedo pegado a la cámara 🙂
Aquí ponemos punto y final al recorrido por la bella localidad de Ainhoa.
Volvemos sobre nuestros pasos recorriendo nuevamente toda la calle hasta el otro extremo del pueblo, donde tenemos el coche aparcado.
Y seguimos con nuestra búsqueda del “oro rojo”. Ahora vamos hasta el cercano pueblo de Espelette, donde lo veremos pero de verdad!!! En su Fiesta anual del Piment d’Espelette.
Y lo más importante, ya para finalizar, si quieres disfrutar sin preocupaciones de Ainhoa, ¡¡viaja seguro!!
A continuación, te dejamos un artículo donde explicamos claramente, porqué es necesario contratar un seguro a la hora de emprender un viaje: ¿Por qué es necesario contratar un seguro de viaje?
Nos parece que es una de las cosas más importantes a la hora de preparar un viaje. Puede sonar mítico, pero… es cierto que “Más vale prevenir que curar…”
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Y hasta aquí: “Con un par de maletas en Ainhoa, Francia“
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