Siguiendo con nuestra particular búsqueda del “oro rojo” del país vasco francés, llegamos hasta Espelette, a tan sólo 9 km del pueblo que acabamos de visitar, Ainhoa.
En este pueblo todos los años se celebra una gran fiesta en torno al pimiento el último fin de semana de octubre. Así que aprovechamos la festividad para contemplar este peculiar pueblo en su máximo apogeo.
Esta fiesta es muy popular y famosa. Se calcula que acuden durante el fin de semana unas 20.000 personas cada año.
Lo pudimos comprobar varios kilómetros antes de llegar al centro del pueblo. Había cientos de coches aparcados en los arcenes de la carretera!!! Aparcar el nuestro iba a ser misión casi imposible!!!
Decidimos llegar hasta el centro de Espelette, donde sabíamos que habían habilitado un gran parking gratuito para los visitantes, pero lamentablemente no hubo suerte… completo!! Así que a seguir dando vueltas en busca de aparcamiento. Tras un buen rato conseguimos aparcar bastante cerca de la calle principal, pero armaros de paciencia, porque se prepara un buen lío de coches.
Nada más entrar al mercado nos encontramos con el producto estrella, el famoso “piment d’espelette“, en todas sus formas posibles: polvo, en cuerda y fresco.
Es impactante ver como muchas de las casas antiguas del pueblo tienen colgadas ristras de pimientos de sus fachadas.
El método de secado de los pimientos consiste en primeramente colgarlos al aire, para después secarlos en un horno a unos 50 grados. Una vez realizado este proceso se machaca hasta convertirlo en polvo.
El pueblo está hasta la bandera y con un ambiente de fiesta total.
Tan, tan lleno que vivimos un atasco de personas en toda regla. Estuvimos casi 20 minutos para poder avanzar unos 100 metros. Imposible dar ni un paso!! menos mal que la gente guardó la calma y esperó pacientemente hasta que pudimos salir de aquella multitud.
El pimiento con denominación de origen Espelette tiene un sabor sutilmente picante y es usado como ingredientes en multitud de productos. Hasta en algunos que jamás nos podríamos imaginar!! Vinagre, aceite, vino, mermeladas, queso, macarrons, bombones, miel…
Y eso es precisamente lo que nos ofrece esta feria, puestos y más puestos con un despliegue total de productos donde el ingrediente en común es el famoso pimiento de Espelette.
Y para los golosos, este es su paraíso!! Hay de todo, y con una pinta exquisita: pastel vasco, brioche y macarrons de todos los tipos, incluso de pimiento de Espelette.
Tanto ver comida ya se nos ha abierto el apetito, así que decidimos probar alguna especialidad con el famoso pimiento.
La elección fue unos bocadillos de jamón a la brasa con adobo y salsa de pimiento de Espelette. Nos pareció rico, con un sabor bastante suave para lo que puede parecer a priori.
También encontramos multitud de puestos de artesanía vasca, a cada cual más bonito. Eso sí, los precios carísimos!!!
Y encantados con haber conseguido nuestro reto de conocer de cerca el “oro rojo” del país vasco francés ponemos fin a la búsqueda.
Decimos adiós, al pintoresco pueblo de las guirnaldas de pimientos.
Y lo más importante, ya para finalizar, si quieres disfrutar sin preocupaciones de Espelette, ¡¡viaja seguro!!
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Y hasta aquí: “Con un par de maletas en Espelette“
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