Visitamos el Templo Mengjia Longshan o “el Dragón de la Montaña”, uno de los más importantes de la ciudad de Taipéi.
Está ubicado en el Distrito de Wanhua, el distrito más antiguo de Taipéi.
Es muy sencillo llegar hasta allí, ya que hay una parada de metro MRT justo enfrente, Longshan Temple Station, línea azul (Bannan Line). La entrada es gratuita (como en todos los templos de Taipéi) y el horario de visitas es de 06:00h a 22:00h.
Fue construido en el año 1738 durante la dinastía Qing por emigrantes chinos, provenientes de Fujian.
Lo que podemos ver hoy en día tan solo es una reconstrucción, ya que el templo fue bombardeado en diversas ocasiones.
Cruzamos la gran puerta central que da acceso al templo.


Y entramos al primer patio.
Frente a nosotros un gran edificio simétrico, al más puro estilo chino, columnas intensamente labradas, tejados pintados con colores vivos y muy elaborados, lámparas y ventanas de forma octogonal.

A ambos lados del patio, se sitúan 2 fuentes, una con una cascada artificial y la otra con un dragón y grandes carpas nadando en sus aguas.
La finalidad de las fuentes es purificar a los fieles. Según las creencias budistas, cuando pasas entre ellas, el sonido y la imagen de ver correr el agua, hacen calmar el alma y te purifican antes de rezar a los dioses.



Nos pareció super curioso el reloj que estaba en el patio, de la marca Seiko, pero al más puro estilo tradicional chino.

Grandes linternas y enormes macetas de cerámica tradicional china presiden la puerta de entrada al segundo patio.


Pero lo que realmente más nos llama la atención es su tejado, intensamente decorado, con elementos de arquitectura típica china, como el dragón y el ave fénix (correspondiente al femenino del dragón).



En el templo se mezcla la religión budista, taoísta y confuncionista, además de algunos dioses más… nada más y nada menos que 165 !!! provenientes de diferentes países en conflicto.
Tuvimos la suerte de entrar a la cámara principal, justo cuando están realizando una ceremonia y estaba lleno de gente y de humo de incienso.
Estuvimos un buen rato contemplando la devoción y el fervor que existe, y curiosamente tanto en personas jóvenes como en mayores. Ritos, cánticos, rezos, ofrendas, un ir y venir de fieles por el gran patio. Un sitio ideal para ver y sentir la espiritualidad de la ciudad.



Recorrimos el patio contemplando y realizando algunos de los ritos, casi como locales…
Nos acercamos a ver la sala principal. En el medio el dios Kuan-in y a ambos lados 2 budas: Manjusri a la izquierda y Samantabhadra a la derecha.
Llegamos hasta la sala trasera, que está dividida en 3 partes.
En el centro se venera a Matzu (diosa de la travesía marina), a la izquierda a los dioses de la literatura y a la derecha a Kuan (dios de la guerra).
Pero lo más peculiar, es una gran sala con columnas rojas llenas de velas encendidas. Son ofrendas, y cada una de ellas lleva un cartelito, donde pone el nombre de la persona que la ha ofrecido.



Fíjate si hay devoción, que hasta los perritos acuden al templo para pedir sus deseos a las deidades…

Nos a encantado este templo. Tanto por la arquitectura, que es impresionante, como por el aire de tranquilidad que se respira en él, aún estando lleno de gente.
Es el lugar ideal para conocer más sobre la cultura religiosa taiwanesa y sus antiguos rituales.

Nos despedimos con una curiosa imagen.
El reflejo del precioso tejado del templo, sobre los cristales de un moderno rascacielos.
Tradición Vs Modernidad… 😉

Si después de ver el templo te sobra un poquito de tiempo, en las calles aledañas, hay multitud de tiendas de medicina tradicional china, artículos busdistas, antigüedades, etc.
A partir de las 6 de la tarde también montan en la zona un mercado nocturno.
Una buena zona para explorar!!!
Y lo más importante, ya para finalizar, si quieres disfrutar sin preocupaciones de Taipei, ¡¡viaja seguro!!
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Y hasta aquí: “Con un par de maletas en Taipéi“
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